ACTIVIDADES RECTORAS "LITERATURA EN LA EDUCACIÓN INICIAL"
En esta entrada continuaremos hablando de la actividades rectoras , esta vez hablaremos de la literatura desde los referentes técnicos;pero ¿ qué son los referentes técnicos?
Los Referentes Técnicos: son la orientación para la cualificación del talento humano vinculado a la atención integral, es un documento que ofrece criterios técnicos, conceptuales, metodológicos y operativos para fortalecer la planeación y ejecución de los procesos de actualización del talento humano que trabaja con la primera infancia.
¿Que es la Literatura Infantil?:Es un arte que recrea contenidos humanos profundos y esenciales; emociones y afectos primigenios; capacidades y talentos que abarcan percepciones, sentimientos, memoria, fantasía y la exploración de mundos ignotos.
En esta entrada continuaremos hablando de la actividades rectoras , esta vez hablaremos de la literatura desde los referentes técnicos;pero ¿ qué son los referentes técnicos?
Los Referentes Técnicos: son la orientación para la cualificación del talento humano vinculado a la atención integral, es un documento que ofrece criterios técnicos, conceptuales, metodológicos y operativos para fortalecer la planeación y ejecución de los procesos de actualización del talento humano que trabaja con la primera infancia.
¿Que es la Literatura Infantil?:Es un arte que recrea contenidos humanos profundos y esenciales; emociones y afectos primigenios; capacidades y talentos que abarcan percepciones, sentimientos, memoria, fantasía y la exploración de mundos ignotos.

Desde los referentes técnicos, encontramos que la literatura es el puente apto para orientarnos como agentes educativos y vivir una enseñanza - aprendizaje rico en el saber literario y en el despertar de la imaginación de nuestras niñas y niños.
En el comienzo es el lenguaje
Hoy se sabe que la variedad, el desafío y la calidad de las experiencias verbales y no
verbales brindadas al bebé construyen su cerebro, y es igualmente cierto que la vida
emocional está enraizada en el vínculo afectivo con las personas más cercanas, que lo
envuelven entre múltiples lenguajes. Esa nutrición, tan importante como la nutrición
fisiológica, ofrece seguridad emocional y oportunidades permanentes a la niña o al
niño para saber quién es, qué siente, dónde termina y dónde comienzan los demás.
Según afirma Bruner (1986), las facultades originales que posee el bebé para interpretar
y construir significados se activan en la medida en que la madre, el padre o
su cuidador lo involucran en ese juego de doble vía que él denomina “reciprocidad” y
que ilustra la capacidad, cada vez mayor de la madre para diferenciar las razones de su
llanto, así como la capacidad del niño de anticipar esos acuerdos.
Saber que todo ser humano se nutre de palabras y símbolos y que inventa su historia
en esa conversación permanente con las historias de los demás confiere al lenguaje
un papel fundamental en la configuración del ser humano. Desde este punto de
vista, el lenguaje, en el sentido amplio de capacidad de comunicación y simbolización,
la lengua —oral y escrita—, como sistema de signos verbales compartido por la comunidad
a la que se pertenece, y la literatura, como el arte que expresa la particularidad
humana a través de las palabras, son esenciales en la educación inicial, puesto que el
desafío principal que se afronta durante la primera infancia es tomar un lugar en el
mundo de la cultura, es decir, reconocerse como constructor y portador de significado.
Las bases para comunicarse, para expresar la singularidad, para conocer, conocerse
y conocer a los demás, para sentir empatía y para operar con símbolos se construyen
en los primeros años de la vida y por eso el trabajo cultural, entendido en sentido
amplio como el acceso y el disfrute de todas las artes, del juego, de la lectura y de las
prácticas familiares y comunitarias que identifican y vinculan a las niñas y a los niños
con su herencia simbólica es un componente prioritario de la educación inicial.
Arte y literatura
Por razones expositivas, estas orientaciones se presentan separadas de las de arte. Sin
embargo, es importante tener presente que la literatura hace parte de las artes: espe-
18 · Serie de orientaciones pedagógicas para la educación inicial
cíficamente, es el arte que se vale de las palabras para explorar otros significados que
trascienden el uso convencional de la lengua y que expresan las emociones humanas a
través de símbolos. Así como el compositor musical dispone unos sonidos en el tiempo
y en el espacio de una partitura o la bailarina ensaya una coreografía con su cuerpo
y sus movimientos, el autor de literatura trabaja las palabras. En todos esos casos,
aunque cambien los materiales, se puede ver que la esencia del arte es esa necesidad
de ensayar un “orden distinto” al que imponen las exigencias utilitarias de la vida: un
orden simbólico que se distancia de la lógica convencional para crear metáforas que
apelan a la sensibilidad de las personas y que las interpelan para que construyan sus
propias interpretaciones.
Cada vez resulta más evidente que las fronteras entre las artes son móviles, y mucho
más en la primera infancia, pues las niñas y los niños se expresan con múltiples
lenguajes. Según se ha reiterado en las orientaciones pedagógicas de arte, es importante
mantener abiertas las fronteras de las artes y favorecer los tránsitos naturales
entre unas y otras como nos muestra, sabiamente, la tradición oral de las diversas regiones
del país, en donde se encuentran la música, la coreografía y las palabras.
También se ve en las manifestaciones artísticas contemporáneas, por ejemplo, en las
instalaciones, en los libros-álbum o en el cine, en los que se propician diálogos creativos
entre imágenes, ideas y palabras. Sin embargo, resulta igualmente importante favorecer
espacios específicos para la exploración, la apreciación y la vivencia de las artes por
separado, con el fin de apoyar el descubrimiento de la esencia de cada lenguaje artístico
en la educación inicial. Esta especificidad es fundamental en el campo literario debido
a la importancia que tiene el lenguaje verbal en el desarrollo infantil y a la necesidad de
ofrecer experiencias literarias, como alternativas de nutrición lingüística.
Según se ha expuesto, la literatura de la primera infancia abarca los libros publicados,
pero también todas aquellas creaciones en las que se manifiesta el arte de
jugar y de representar la experiencia a través de la lengua; no se restringe exclusivamente
a la lengua escrita, pues involucra todas las construcciones de lenguaje —
oral, escrito, pictórico— que se plasman, unas veces en los libros y otras veces en la
tradición oral. La riqueza del repertorio que es posible encontrar en muchas regiones
del país reúne arrullos, rondas, canciones, coplas, cuentos corporales, juegos de
palabras, relatos, cuentos y leyendas que hacen parte de la herencia cultural y que se
conjugan con la literatura infantil tradicional y contemporánea para constituir un
acervo variado y polifónico, en el cual se descubren otras maneras de estructurar el
lenguaje y en el que es posible participar, desde la primera infancia, de la interculturalidad
y del diálogo de saberes para construir, en ese diálogo, la propia identidad.
La lengua fáctica y la lengua literaria
Desde los primeros años los seres humanos se valen de múltiples lenguajes no verbales
(gestos faciales y corporales, entonación, trazos e imágenes, entre otros) para
expresarse y, aunque se hable la misma lengua, se tiene un acento, un tono, una forma
particular de usarla, complementarla y combinarla que es parte de la identidad, que le
confiere una voz propia, tan original y única como la huella digital, y que da cuenta de
quién es, de qué región viene y cuáles es su género y la historia personal, familiar y cultural
de cada individuo. Pero además se usa la lengua en circunstancias diversas: para
tomar un bus, para hacer el mercado, para expresar sentimientos, hacer pactos, cantar,
jugar, discutir, argumentar, escribir, leer, pensar, imaginar, conversar o protestar .
Los bebés van tomando contacto con los diversos usos del lenguaje verbal y no verbal
a partir de los primeros días y aprenden a interpretar todo tipo de mensajes: una
sonrisa, un abrazo, un gesto de aprobación, un ceño fruncido, una caricia, una mirada,
un tono de voz o un juego de palabras. Esos usos del lenguaje tienen contextos diferentes
que también aprenden a descifrar y, progresivamente, van identificando que
la lengua puede emplearse para manejar situaciones prácticas del día a día, pero que
hay otra lengua “diferente” a la de las instrucciones cotidianas que se encuentra, por
ejemplo, en un relato, en unas coplas, en una retahíla o en un poema.
La lengua fáctica —para usos prácticos— y la lengua literaria —que canta, juega o
cuenta— son dos extremos en esa línea continua del lenguaje y, aunque entre los dos
puntos hay muchas formas cambiantes de expresarse, las niñas y los niños se van familiarizando
paulatinamente con las diversas posibilidades de comunicación y de expresión
en distintos contextos. Así como necesitan entender instrucciones breves y
concisas —“a comer”; “cuidado con el enchufe”; “dónde están los zapatos”; “mañana
es domingo”—, también requieren escuchar o contar historias, reírse con un chiste o
con el sentido inesperado de una frase, jugar y cantar con las palabras, conmoverse,
arrullarse, aprender, expresar emociones, compartir experiencias e imaginar mundos
que no existen en el aquí y ahora: esos otros mundos posibles del “había una vez” que
están construidos en el reino del lenguaje.
Bonnafé (2008) plantea que la lengua fáctica suele expresarse a través de estructuras
sencillas en las que los individuos se valen de frases entrecortadas y fragmentarias,
pues la misma situación proporciona un contexto que permite omitir ciertas
palabras. “Rápido, vamos, por aquí” puede ser un mensaje comprensible en circunstancias
cotidianas; sin embargo, la lengua puede tomar otra forma: cuando se cuentan
o se leen cuentos, cuando se escucha una leyenda de tradición oral de la región, contada
por la voz del mayor de la tribu, o cuando se canta o se comparten rimas y juegos
de palabras en la lengua o las lenguas que se hablen en cada lugar se les permite, a las
niñas y los niños, tomar contacto con las posibilidades literarias que ofrece la lengua
para dar sentido e ilación a la experiencia.
Ese contacto se incorpora paulatinamente a la psiquis para mostrar cómo es posible
“pensar por escrito” y organizar lo se quiere decir en un mundo de lenguaje, pues
20 · Serie de orientaciones pedagógicas para la educación inicial
incluso en los relatos de tradición oral hay un tipo de organización, un hilo que enlaza
los acontecimientos y que les confiere un ritmo distinto. Esa “lengua del relato”, como
la denomina Bonnafé, permite familiarizarse desde los primeros años con la lengua de
la imaginación, de la investigación y del conocimiento que se plasma en la escritura.
Así como es importante comunicarse y compartir la riqueza de la oralidad, resulta imprescindible
explorar esas herramientas que otorga la lengua escrita para organizar y
comunicar la experiencia, para operar con símbolos y para pensar por sí mismo.
Sin embargo, muchas niñas y niños crecen circunscritos a un lenguaje utilitario
y, a veces, en medio de un lenguaje que ha sido producto de situaciones de violencia
que se han transmitido de una generación a otra, o de un lenguaje supuestamente “escolarizado”
o estandarizado que desvaloriza la riqueza cultural de su tradición oral,
que silencia sus juegos, sus cantos, sus historias y sus particularidades. Entre quienes
inician su vida entre voces e historias que les permiten organizar la experiencia y expresar
sus sentimientos y sus sueños y quienes crecen con un lenguaje limitado a la
comunicación inmediatista, se va abriendo una brecha desde la primera infancia que
afecta las oportunidades de aprendizaje, de desarrollo y de expresión.
Uno de los mayores problemas educativos en Colombia es esa inequidad en las
“bases del lenguaje”, que influye en la facilidad o la dificultad para manejar símbolos
esenciales para el aprendizaje y para la vida emocional. Sin embargo, hoy está claro
que la intervención y la generación de experiencias durante la primera infancia, a
través de propuestas sencillas como leer cuentos, hojear y compartir libros, contar
y cantar, incorporar el arte, el juego, la tradición oral y toda la literatura posible en
la vida cotidiana es la forma más eficaz y preventiva de eliminar esa inequidad y de
garantizar a las niñas y a los niños el derecho al desarrollo integral en igualdad de
condiciones.
Si las personas que están cerca de los más pequeños constatan cotidianamente
que jugar con las palabras —descomponerlas, cantarlas, pronunciarlas, repetirlas, explorarlas,
garabatearlas, balbucearlas, reinventarlas— es su manera natural de apropiarse
de la lengua, se puede deducir que las niñas y los niños necesitan ser nutridos,
envueltos, arrullados y descifrados con palabras y símbolos portadores de emoción y
afecto y que, a la vez, necesitan hacer suyas las palabras y las posibilidades de invención
y de imaginación que estas confieren.
Por ello admitir que los primeros años de la vida son definitivos para el desarrollo, y
que el lenguaje es una herramienta fundamental para lograrlo, sitúa a las familias, las
maestras, los maestros y los agentes educativos frente al imperativo político de ofrecer,
durante la educación inicial, ambientes enriquecidos, donde los adultos toman
conciencia de su papel y brindan todas las posibilidades para jugar, explorar el medio y
disfrutar el arte y la literatura. Acceder al lenguaje en la primera infancia, más que enseñar
palabras, es construir los significados de la cultura y es justamente en ese punto
donde la poética se convierte en un acto político al acercar los libros, la tradición oral
y la cultura a todos los escenarios de la educación inicial.
Propuestas para vivir
la literatura en la
educación inicial
El acervo: los géneros y sus formas de organización
Se entiende por acervo la colección de libros y los diversos materiales de lectura que
se ofrece en las bibliotecas para la primera infancia. Estos materiales se organizan en
diversos géneros literarios, así:
• Poesía: En sentido amplio, la poesía para la primera infancia comprende todas
aquellas creaciones —orales y escritas— en las que predomina la intención de
jugar con la sonoridad y de explorar las múltiples resonancias de las palabras.
Por ello, la tradición oral de cada región es la primera fuente poética: los arrullos,
las canciones, los cuentos corporales, las rondas, las coplas y todo el repertorio
que se transmite de voz a voz, que ha circulado de generación en generación y
24 · Serie de orientaciones pedagógicas para la educación inicial
que re-cuerdan los adultos, sin importar sus niveles de lectura. Este repertorio
regional se complementa con los poemas creados por autores y también con la
música dirigida a la infancia, en donde se experimenta el mismo gozo de combinar
palabras para jugar y aventurar otros sentidos.
• Narrativa: Entre las obras de narrativa figuran las leyendas de tradición oral, los
relatos sobre hechos reales o fantásticos, los cuentos clásicos que circulan y se
transmiten de viva voz o que han sido recogidos en versiones escritas, lo mismo
que los cuentos y las novelas breves escritas por autores de literatura infantil,
regional, nacional y universal.
• Libros de imágenes: En el acervo literario de la primera infancia, la ilustración
es fundamental. En primer lugar, figuran los libros para bebés que están centrados
en la imagen y muchas veces, sin recurrir a las palabras, cuentan historias
sencillas para tocar, mirar, manipular e incluso morder. En segundo lugar están
los libros-álbum que proponen un diálogo entre el texto y la ilustración
para invitar al lector a construir el sentido. Los libros-álbum suscitan
lecturas muy complejas que involucran formatos y lenguajes diversos y,
con razón, se dice que son museos al alcance de todos los públicos, pues
permiten ejercitar las múltiples formas de mirar, explorar e interpretar
el universo de las artes visuales. Debido a las inagotables posibilidades de
lectura que proponen los libros-álbum, se recomienda que cuando estos
sean leídos a un grupo se muestren de una forma que permita fijarse y
descifrar las ilustraciones a medida que se leen, simultáneamente, las
palabras de la historia.
Libros informativos: Además de los géneros estrictamente literarios, en el acervo
de las bibliotecas infantiles son imprescindibles los libros que abarcan los
diversos campos del conocimiento —ciencias naturales y sociales, cocina, artes,
pasatiempos, oficios y culturas— y que conectan la lectura con la curiosidad y
con el deseo de saber. Hay libros informativos sobre temas de interés, cercanos o
lejanos, como los animales domésticos y salvajes, los dinosaurios, los museos, los
territorios, las etnias, el campo, la ciudad y las diversas culturas, que son útiles
para proponer cada vez más conexiones entre la necesidad de exploración del
entorno, los porqués y la lectura
Es importante insistir en el hecho de que la poesía y la narrativa están estrechamente
ligadas a las voces adultas de los padres, las madres, los abuelos,
los artistas y los líderes de la comunidad, lo mismo que a la de las maestras, los
maestros y los agentes educativos. Los juegos y las rondas de cada región, que
conjugan palabra y movimiento, son un material por excelencia para la educación
literaria, lo cual implica la valoración, el rescate y la recuperación de
la tradición oral. Asimismo, las historias que se cuentan en cada lugar, con las
cadencias, los acentos y las particularidades regionales, vinculan a las niñas
y a los niños con su cultura. En otras palabras, la literatura requiere que los
adultos tomen conciencia de sus posibilidades para cantar, jugar, narrar, compartir
sus historias y enriquecer permanentemente el acervo cultural con la
memoria viva que se transmite de voz a voz.
El acceso: al alcance de todas las manos
No basta con tener un buen acervo literario si este no es de fácil acceso; por ello, una
condición imprescindible para disfrutar y familiarizarse con la lectura es que los libros estén disponibles y al alcance de todas las manos, incluso de las más diminutas. Además es muy importante que las niñas y los niños cuenten con adultos que les lean cotidianamente para que así vayan conociendo los libros y adquieran paulatinamente la autonomía para elegir sus favoritos: aquellos que más les gustan o con los cuales se identifican porque les ayudan a expresar sus gustos, sus sueños, sus temores y sus intereses o a dar forma a sus preguntas -(26 )· Serie de orientaciones pedagógicas para la educación inicial .
Respetar las elecciones infantiles, otorgarles importancia y hablar espontáneamente
sobre los libros, sin obligarlos a contestar preguntas sobre su contenido, es
una fuente de conocimiento acerca de quiénes son y permite mantener esas conversaciones
profundas sobre la vida que tanto se necesitan para conocerse a sí mismo y
conocer a los demás, para nombrar las propias emociones e imaginar con empatía y
sensibilidad las de los otros.
La mediación adulta: la disponibilidad esencial
Para que se dé el encuentro entre un libro —con o sin páginas— y un niño o una niña,
es indispensable la mediación adulta que hace que esos libros se actualicen y cobren
sentido en la voz de quien los abre y los hace vivir. Al pasar las páginas para darle sentido
a las imágenes, al interpretar los símbolos aún indescifrables para el bebé o al encadenar
palabras para cantar o contar, el adulto se compromete afectivamente en esa
relación y la niña o el niño no solo lee el libro, sino que también “lee” el rostro adulto,
su tono de voz y sus emociones, y siente que lo descifra, que ambos conversan sobre la
vida a través del texto que comparten.
literatura · 27
Para las niñas y los niños, con tan pocos años de experiencia de la vida, la literatura
les revela lo que sintieron e hicieron otros y les permite “leerse” en la experiencia
acumulada por la especie humana. Y los adultos son el modelo para apropiarse
de las complejidades de la lengua materna: sus tonos, sus encadenamientos y
los nuevos vocablos que suscitan múltiples interpretaciones les proporcionan una
experiencia auditiva que ayuda a sentir y a “pensar” en el funcionamiento del lenguaje
mediante la posibilidad de desbaratar, recomponer y jugar con las palabras.
Lo mismo sucede con las historias narradas o leídas que permiten descubrir cómo
se organiza el tiempo en el relato, cómo se estructuran los acontecimientos y cómo
esa lengua enriquecida es el ancestro de la escritura, pues organiza los sucesos para
darles sentido e ilación.
Sin embargo, a veces puede suceder que las personas adultas no hayan tenido experiencias
gratas de lectura o que su historia lectora haya estado restringida a prácticas
escolares rutinarias y lejanas. En ese sentido, la literatura infantil contemporánea
ofrece nuevas oportunidades para disfrutarla y compartirla, para conectarla con las
historias de cada lugar, con la propia infancia y para redescubrir, junto a los primeros
lectores, el placer de leer. Ello implica interesarse por conocer los acervos y averiguar
en qué lugares cercanos hay proyectos y programas de lectura y bibliotecas, como por
ejemplo La Fiesta de la Lectura o Leer es mi Cuento, entre otros.
Si queremos formar lectores desde la primera infancia es imprescindible comenzar
por formarse como adulto: explorar las posibilidades de la voz propia, elegir los cuentos
favoritos para practicar y ensayar cómo contarlos en público, acudir a las bibliotecas o
a las casas de la cultura para inspirarse con las Horas del Cuento que hacen otras personas,
pero sobre todo atreverse a contar o a leer de viva voz frente a las niñas y los niños.
¿Qué significa leer en la educación inicial?
Si bien la experiencia literaria resulta fundamental para la construcción de la lengua
escrita, es importante aclarar que leer, en la educación inicial, se entiende en el sentido
amplio de desciframiento vital, de posibilidades interpretativas y de exploración
de mundos simbólicos, lo cual no implica enseñar letras descontextualizadas, hacer
planas o alfabetizar prematuramente.
Más allá de un conjunto de habilidades secuenciales y escalonadas, la literatura
implica familiarizarse con la cultura oral y escrita, explorar sus convenciones y su valor
connotativo, expresarse a través de gestos, dibujos, trazos y garabatos, interpretar
y construir sentido, inventar historias y juegos de palabras y disfrutar de los libros informativos,
lo mismo que de la narrativa y de la poesía —oral y escrita—, pero, sobre
todo, implica experimentar las conexiones de la lectura con la vida. Por consiguiente,
no hay que pensar en etapas drásticamente separadas, en plazos inamovibles o en libros
que solo sirven para una edad: así como no hay un día o un mes estándar en el
que las niñas aprenden a balbucear o a hablar, tampoco existe ninguna presión para
“enseñarles a leer”, en el sentido alfabético, durante la educación inicial
La lectura en la primera infancia es, sobre todo, acompañamiento emocional, demostración
de las posibilidades simbólicas de los libros y estímulo para la curiosidad
y el vínculo afectivo. Todo ello se constituye en el sustrato para querer leer en un sentido
amplio, es decir, para participar en el encuentro de cada ser humano con la cultura
a lo largo de la vida.
Espacios y tiempos para la lectura
A continuación se exponen algunos criterios básicos para inspirar propuestas pedagógicas
que permitan la construcción de tiempos, espacios y actividades a partir del
trabajo literario.
El espacio para leer y explorar las colecciones
Es fundamental que los acervos estén dispuestos de una forma acogedora, según las
posibilidades y el contexto de cada lugar, que hagan parte de la vida cotidiana y fomenten
la lectura libre y espontánea desde los primeros años. En vez de estar guardados o
custodiados por adultos que restringen su uso para evitar que se dañen, se recomienda
que los libros estén al alcance de las manos y de la estatura infantil, pues poco a poco,
mediante la experiencia de hojearlos, tocarlos, compartirlos y manipularlos, los bebés
van aprendiendo a cuidarlos
Estar junto a los libros, descubrir sus significados y disfrutarlos en compañía de
los adultos es la mejor forma de aprender a manejarlos. Esto no implica que los libros
permanezcan intactos y, por ello, son considerados materiales fungibles que se deterioran
con el uso. Si el fin de los libros es el de ser leídos, una biblioteca viva es aquella
en la que hay libros disponibles para ser acariciados y “probados” por los bebés, y eso
implica ver las huellas que dejan como un signo de disfrute.
Las canastas dispuestas en el piso para acercarse, explorar y elegir o para transportar
los libros facilitan que los bebés se acerquen y se familiaricen progresivamente con
obras sencillas de imágenes. Poco a poco, en la medida en que crecen, se pueden organizar
en estanterías bajas para que las niñas y los niños sepan dónde están, reconozcan
sus favoritos, descubran los libros nuevos o recién llegados y puedan también recurrir a
los que se relacionan con sus situaciones existenciales y con sus intereses del momento.
De ahí que los adultos no se limiten a dejar los libros al alcance, sino que propongan
organizaciones vivas, flexibles y cambiantes que tengan en cuenta los diversos contextos,
el clima, la geografía, los intereses lectores, las particularidades y las diferencias
y que, además, estimulen el surgimiento de nuevos intereses.
Tiempo para leer
Al igual que los tiempos de juego, el tiempo para leer espontáneamente se debe propiciar
y fortalecer intencionalmente en la vida familiar, en los encuentros educativos y
en todos los ámbitos de la educación inicial. En este sentido, el papel de los adultos no
es el de controlar estos momentos de lectura, sino el de estar ahí, con una disponibilidad
respetuosa, acompañando a las niñas y los niños a buscar y hojear varios libros
hasta dar con el indispensable, dejándolos leer a su manera, solos o en los grupos que
espontáneamente se van formando, descubriendo las maneras de mirar y de elegir que
hacen de cada cual un lector único, valorando la singularidad, conversando y escuchando
lo que dicen y, por supuesto, leyendo lo que van pidiendo.
En vez de una “perdedera de tiempo”, la lectura espontánea es una forma de conocer
a los lectores, de entregarles un tiempo de contacto afectivo y de generar vínculos
con los libros. Por esta razón, el tiempo de leer en la primera infancia es un tiempo de
libertad y de intercambios imprevistos en el que se promueven el diálogo, el respeto
por las diferencias y la diversidad, los ritmos individuales, las múltiples formas de leer
y los encuentros entre personas de distintas edades.
Es importante insistir en esa multiplicidad de formas de leer que se da durante la
primera infancia: por ejemplo, la lectura uno a uno, el contacto entre varias niñas y
niños que hojean un mismo libro, la posibilidad de que el adulto lea un cuento a varios
niños que se acercan mientras otros están leyendo solos o deambulando para elegir
sus favoritos. Además es recomendable que se fortalezca la posibilidad del préstamo
domiciliario para que los libros vayan a la casa, para que lleguen a los lugares más
apartados y para convocar a las familias a leer junto a sus hijos, tanto en sus hogares
como en los diversos espacios pedagógicos.
Qué dar de leer
• Canciones de cuna y arrullos para mecer a los bebés y darles la bienvenida al
mundo. En todas las culturas, hay un acervo para explorar.
• Cuentos corporales o “libros sin páginas” que se escriben en la piel, a la hora del baño o del cambio de pañal, durante la comida o en los tiempos de juego.Las familias, las maestras, los maestros y agentes educativos pueden acompañar a los bebés con pequeñas rimas: juegos de tortitas, palmitas y arepitas; pequeñas historias como “este compró un huevito” para los dedos de la mano o localizadas en sus brazos, en sus piernas o en su ombligo, sumadas a masajes y a juegos como el de los caballitos.
• Cuentos corporales o “libros sin páginas” que se escriben en la piel, a la hora del baño o del cambio de pañal, durante la comida o en los tiempos de juego.Las familias, las maestras, los maestros y agentes educativos pueden acompañar a los bebés con pequeñas rimas: juegos de tortitas, palmitas y arepitas; pequeñas historias como “este compró un huevito” para los dedos de la mano o localizadas en sus brazos, en sus piernas o en su ombligo, sumadas a masajes y a juegos como el de los caballitos.
Qué dar de leer
• Palabras mágicas que curan el dolor con un “sana que sana”, que hacen salir el
“sol solecito”, que logran “que llueva, que llueva”, que sirven para jugar a los “cinco
lobitos” con las manos, a los caballitos en las piernas de los seres queridos, a
los mosquitos, los zancudos o las serpientes y a tantos otros juegos corporales de
cada lugar.
• Libros de imágenes con pequeñas historias que narran experiencias cercanas y
que se aproximan paulatinamente al mundo de la narrativa.
• Adultos musicales, que valoran sus voces, que hablan y cantan a las niñas y los
niños, que los escuchan, que los leen y les leen, que se ríen y se divierten jugando
con palabras.
• Cuentos, coplas, retahílas y todo el patrimonio cultural que
circula en la región.
(tomado de referentes técnicos guía 23)
Es importante darle valor a este tipo de actividades puesto que son muy enriquecedoras y productivas para el desarrollo integral del niño y la niña, es en esta primera infancia donde logran nutrir su acervo,léxico y sobretodo su imaginación; del mismo modo fortalecen su lenguaje aprendiendo a comunicarse de manera clara siendo esta comunicación asertiva o negativa. es por ello que el adulto debe acompañar u orientar el proceso para llegar a la verdadera comunicación que fortalezca los vínculos afectivos desde muy temprana edad.
Observemos algunas actividades que podemos hacer con los niños a partir de la lectura.
Con los niños de 1 a 3
Qué puede hacer
• Miren libros que contengan imágenes de un niño o niña o de varios niños y niñas
juntos.
• Formule preguntas sencillas acerca de las imágenes con el fin de ayudar a los niños
y niñas a emplear palabras o mostrar que las comprenden. Señale la imagen y
pronuncie la palabra con los niños y niñas.
• Pida a los niños y niñas que señalen determinadas imágenes con el dedo. Si no son
capaces, intenten encontrar juntos las imágenes.
• Nombre algo que vea en la página e intente atraer la atención de los niños y niñas.
• Hable sobre los colores; cuente los objetos que aparecen en las imágenes, las cosas
favoritas.
Qué observar
• Que los niños y niñas desarrollan su curiosidad y aprenden cosas nuevas.
• Que son capaces de pasar algunas páginas del libro.
De 4 a 6 años
Qué puede hacer
• Siéntense en grupo y disponga los libros de cartón delante de los niños y niñas.
Agentes educativas: les invito a desarrollar secciones de lectura, que les implique motivar y fortalecer esta comunicación, el fortalecimiento de normas y valores no dejando de lado la anticipación,ambientación y motivación que debemos tener en cuenta para que los niños se interesen por leer y escuchar el cuento y logren desarrollar su creatividad e imaginación.
En este aspecto deben tener en cuenta la edad de los niños a cargo y subir las evidencias al correo para retroalimentacion con el grupo de compañeras,de esas experiencias significativas.



Con cariño! Lc. Sonia Maribel Quiñones
Es importante darle valor a este tipo de actividades puesto que son muy enriquecedoras y productivas para el desarrollo integral del niño y la niña, es en esta primera infancia donde logran nutrir su acervo,léxico y sobretodo su imaginación; del mismo modo fortalecen su lenguaje aprendiendo a comunicarse de manera clara siendo esta comunicación asertiva o negativa. es por ello que el adulto debe acompañar u orientar el proceso para llegar a la verdadera comunicación que fortalezca los vínculos afectivos desde muy temprana edad.
Observemos algunas actividades que podemos hacer con los niños a partir de la lectura.
Con los niños de 1 a 3
Qué puede hacer
• Miren libros que contengan imágenes de un niño o niña o de varios niños y niñas
juntos.
• Formule preguntas sencillas acerca de las imágenes con el fin de ayudar a los niños
y niñas a emplear palabras o mostrar que las comprenden. Señale la imagen y
pronuncie la palabra con los niños y niñas.
• Pida a los niños y niñas que señalen determinadas imágenes con el dedo. Si no son
capaces, intenten encontrar juntos las imágenes.
• Nombre algo que vea en la página e intente atraer la atención de los niños y niñas.
• Hable sobre los colores; cuente los objetos que aparecen en las imágenes, las cosas
favoritas.
Qué observar
• Que los niños y niñas desarrollan su curiosidad y aprenden cosas nuevas.
• Que son capaces de pasar algunas páginas del libro.
De 4 a 6 años
- Pregunte a los niños y niñas qué ven y qué encuentran en las imágenes que
- aparecen en los libros.
- Pida a los niños y niñas que cuenten una historia sobre las imágenes o que digan lo
- que piensan de ellas.
- • Pida a los niños y niñas que busquen objetos de su entorno que se asemejen a los
- que aparecen en las imágenes y que los nombren.
- Qué observar
- • Que los niños y niñas se comunican con sus cuidadores y sus compañeros.
- • Que los niños y niñas se divierten y disfrutan hablando sobre lo que ven en el libro.
Agentes educativas: les invito a desarrollar secciones de lectura, que les implique motivar y fortalecer esta comunicación, el fortalecimiento de normas y valores no dejando de lado la anticipación,ambientación y motivación que debemos tener en cuenta para que los niños se interesen por leer y escuchar el cuento y logren desarrollar su creatividad e imaginación.
En este aspecto deben tener en cuenta la edad de los niños a cargo y subir las evidencias al correo para retroalimentacion con el grupo de compañeras,de esas experiencias significativas.



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